Camilo Tiscornia: «La situación económica depende de resultado electoral»

El economista Camilo Tiscornia sostuvo que la situación económica depende del resultado de las elecciones legislativas nacionales y de la percepción de los inversores. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), el director de la consultora C&T explicó que las tasas de interés “han pasado del 30% anual en junio a cerca del 90% para empresas” y que su efecto sobre la actividad será transitorio solo si el Gobierno logra fortalecerse en las urnas.

Camilo Tiscornia es economista, máster en Economía por la Universidad Di Tella, director de la consultora C&T y asesor económico. Está especializado en análisis macroeconómico y dicta clases de macroeconomía a nivel de grado y posgrado en la Facultad de la Universidad Católica Argentina (UCA).

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Esta semana comentaste en un medio de comunicación que “estamos atravesando un momento bastante complicado donde se juntan varias cosas”. Me gustaría que compartiera con nuestra audiencia qué quiere decir complicado, porque es polisémico. ¿Cuán complicado es?

Se cruzan justamente varias cosas, algunas bastante esperables en los años de elecciones en la Argentina cuando la elección es relevante, y creo que la de este año lo es. Es más, lo son porque creo que es muy relevante la elección que va a haber la semana que viene en la provincia de Buenos Aires, y también obviamente la nacional. De hecho, el mismo Presidente le ha dado bastante entidad a las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Y suele ocurrir antes de las elecciones que veamos tensión financiera. Habitualmente pasa que suben los tipos de cambio, suben las tasas de interés y pueden caer las acciones.

Lo que pasa es que a esto se le sumó en el mes de julio la cancelación de las LEFIs, que implicó que el Banco Central volcó al sistema económico el equivalente a 15 billones de pesos, que es muchísimo. Es el 40% del dinero de la base monetaria que ya existía. Y después, todo el tema político que viene girando también desde julio en torno a estos proyectos que se fueron aprobando en el Congreso y que el Presidente vetó, que tienen impacto fiscal y han generado tensión. Y, sobre llovido, mojado, todo este tema de los audios que se han difundido. Obviamente es una combinación realmente complicada.

Usted usa la expresión “volatilidad brutal” referida a las tasas de interés. ¿Qué magnitud tiene el problema económico que están generando estas tasas respecto de la evolución de la producción, del consumo y del producto bruto en general? ¿Es algo transitorio, como dice el ministro de Economía, o las consecuencias que deja una vez que algo se rompe, volverlo a reconstruir a veces lleva mucho más tiempo, aunque luego se bajen las tasas después de las elecciones?

La situación económica depende del resultado electoral y la percepción que de ello se derive en los inversores financieros y económicos. Eso es lo que va a definir cuán transitorio o duradero pueda ser este episodio que estamos viviendo desde el mes de julio. Ya va un mes y pico largo en donde el Gobierno ha tomado distintas medidas para tratar de controlar la situación. Por distintos medios, los tipos de cambio están un poco más acomodados, pero las tasas de interés han pasado de niveles del 30% en el mes de junio en base anual a, en algunos casos hoy en día, cerca del 90% para empresas y tasas de más corto plazo en torno al 50%. Son tasas muy altas. Esto es muy dañino para la actividad económica, para la salud financiera de las empresas, pero la duración de esto va a depender del resultado de las elecciones. Si de las elecciones surge una percepción positiva de que se fortalezca el Gobierno, el episodio en todo caso será transitorio. Pero, obviamente, estas cosas van dejando secuelas. Hasta el momento la duración es bastante acotada en el tiempo, pero requiere que haya un cambio después de las elecciones, sin duda.

El Banco Central anunció que dejará de ofrecer Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) en junio de este año.

¿Usted recuerda casos de encajes como estos? Me gustaría que le contara a la audiencia en ese caso qué produjeron y cuánto tiempo se mantuvieron.

El tema de los encajes es complicado porque también habría que tener en cuenta el origen de estas LEFIs. Estas LEFIs, que son los instrumentos que se cancelaron en julio y que provocaron mucho de este lío, equivalente a 15 billones de pesos, representan 15 billones heredados de la administración anterior, que eran muchos más antes todavía. El Gobierno fue, con distintas medidas, reciclándolos, estirándolos en el tiempo, cambiándolos para quitarle virulencia y quedaron estos 15 billones. Son aproximadamente el 40% de lo que había el día anterior a cancelarse esas LEFIs y no los quiere nadie.

Es mucha plata, mucha liquidez que está dando vueltas y que no quiere nadie. Eso estuvo escondido en el Banco Central por el gobierno anterior y el actual lo fue cambiando y lo transformó en LEFIs, que permitió patear el problema durante un año, desde julio del año pasado hasta julio de este año. Y ahora hubo que enfrentarlo. El problema es cómo se recirculan esos 15 billones. De alguna forma uno puede pensar que las LEFIs eran una especie de encaje en última instancia.

Pero un encaje remunerado. Las LEFIs pagaban intereses mientras que los encajes no…

Exactamente. A través de distintas medidas, el Gobierno ha obligado a los bancos a absorber una parte de estas LEFIs, de esos 15 billones, como encaje, que no son remunerados. Y hay otra parte de estos encajes en la que se ha permitido la remuneración parcial para tratar de acotar el problema de los bancos.

Pero si lo pensamos desde otro punto de vista, el origen de este problema son esos 15 billones que no los quiere nadie, pero que para los bancos representaban una fuente de rentabilidad porque se los colocaban al Banco Central y, en última instancia, la cuenta a través de las LEFIs la estaba pagando el Tesoro. O sea que esto estaba gravitando en las cuentas públicas.

Si hay una tasa del 60, 70, a veces 80%, ¿por qué los bancos no toman esos 15 billones y prefieren mantenerlos sin que sean remunerados? No pueden ir al dólar, porque los bancos no pueden comprar más del 5% en dólares. ¿Por qué no aceptan la tasa de interés que ofrece el Gobierno para esos 15 billones? ¿Qué hacen con ese dinero que no lo quiere nadie?

Es que esos 15 billones en última instancia los tienen los bancos, pero no necesariamente son de los bancos. Si vemos el otro lado del balance, los bancos están respaldados por los depósitos que las empresas y las personas tienen. Entonces, si los bancos no encontraran una aplicación para esos 15 billones, como tenían hasta el 10 de julio, y esto terminara volcándose al sistema económico, porque de alguna forma los bancos devuelven esos 15 billones, las empresas y las personas que los reciben van a intentar hacer algo, típicamente ir a comprar dólares. O, en todo caso, gastarlos, y eso tendería a agravar la inflación o disparar el tipo de cambio. El monto es de mucha magnitud: equivale a volcar 40% más de los billetes que hay dando vueltas y, evidentemente, es innecesario.

Entonces, os bancos son intermediarios, y esos 15 billones en realidad son de personas que colocan en los bancos. Y esas personas, ¿ahora qué hacen? La cantidad de dólares vendidos demostraría que no fue el 40% del circulante lo que fue a compra de dólares. ¿Dónde está eso?

No, por supuesto. Justamente, el Gobierno, que sabía que en julio vencían estas letras y que implicaba volcar 15 billones, ya desde junio había empezado a ofrecer a los bancos distintos instrumentos para que migraran de estas LEFIs a otros instrumentos. El objetivo del Gobierno era tratar de que esos 15 billones que estaban colocados diariamente en el Banco Central se reciclaran en instrumentos de más largo plazo y así, como se pateó el problema durante un año, seguir desparramándolo en el tiempo para que fuera perdiendo intensidad, dando lugar a que con la recuperación de la actividad económica algún día esos 15 billones fueran necesarios.

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¿Qué porcentaje de los 15 billones fue absorbido por mayores encajes?

Primero, yo diría que no es que solamente fueron por mayores encajes. El Gobierno intentó reemplazarlos por otros instrumentos, lo que fue ocurriendo también durante julio. Pero los bancos no estaban interesados en los instrumentos de más largo plazo que ofrecía el Gobierno, preferían quedarse en instrumentos más cortos. Finalmente, el Gobierno terminó aumentando los encajes y obligándolos a quedarse con parte de esos 15 billones.

Las subas de encajes han sido varias en el último tiempo y se fueron dando paulatinamente. La última absorbió cerca de 4 o 5 billones. Hoy, con los últimos datos disponibles, todavía hay 10 billones que están dando vueltas, retransformados en distintos instrumentos. Algunos son letras del Tesoro que vencen en los próximos días. Hoy hay una licitación en donde el Gobierno busca renovar esos instrumentos y ha ofrecido incentivos a los bancos para que compren los instrumentos que ha ofrecido, con la característica de que vencen después de las elecciones. Por eso esto se cruza de vuelta con el tema político.

Se veía que los bancos querían quedar en instrumentos más cortos y no extenderse más allá de las elecciones. Ahora hay inventos con los que el Gobierno les dice a los bancos que si compran estos títulos, los pueden usar para cumplir con el requisito de encaje. O sea, que cumplen con el encaje ganando algo. Entonces ahí hay un juego de rentabilidad evidente, donde los bancos, con el rescate de las LEFIs, perdieron una fuente que tenían, y lo que el Gobierno les ofrecía no compensaba. Es todo un tema bastante complejo esto que estamos viendo.

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