Las tecnologías interactivas en la vida cotidiana de los comodorenses

“Aquí se recogen los resultados de un conjunto de estudios que formaron parte del proyecto de investigación ‘Tecnologías interactivas de comunicación y vida cotidiana: apropiaciones y usos. Segunda etapa’, cuyo objetivo principal consistió en el análisis de experiencias diversas de apropiaciones y usos de tecnologías interactivas en la región de la Patagonia Central, área de injerencia directa de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco”. Así destaca, en la sinopsis de su contratapa, el libro “Identidades, comunidades y plataformas: Indagaciones en apropiación de tecnologías digitales interactivas”. Su lanzamiento se efectuará el viernes 8 de agosto, en el marco de la 12ª Feria Internacional del Libro de Comodoro Rivadavia.

Los autores de los nueve capítulos, que reúne la publicación, pertenecen al Grupo de Trabajo sobre Internet, Tecnología y Cultura (GT-ITC), de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Se trata de docentes-investigadores y estudiantes avanzados de las carreras que imparte el Departamento de Comunicación Social. La coordinación de la obra estuvo a cargo de Luis Ricardo Sandoval y Marta Pilar Bianchi, quienes además son los directores del proyecto de investigación que dio pie a este libro publicado por la Editorial Universitaria de la Patagonia (EDUPA). El mismo se encuentra disponible tanto en formato impreso como digital.

El proceso de investigación de los fenómenos que se analizan, a lo largo de sus 290 páginas, estuvieron atravesados por la pandemia de COVID-19. Ello representó un escenario inédito para reflexionar acerca de los procesos de apropiación de tecnologías. “En ese contexto general, el proyecto se abocó a una serie de indagaciones particulares de casos de apropiación de tecnologías de comunicación interactivas, que registraban experiencias relacionadas con la movilización social y política, la educación, la sociabilidad y el acceso a bienes culturales y entretenimiento”, describe la presentación.

Y aclara: “si bien cada caso presenta su especificidad, y así es analizado en este libro, la perspectiva de abordaje es compartida: el interés por analizar la apropiación de tecnologías como una dialéctica entre propuestas objetuales y configuraciones de sentido de los usuarios, en el marco más amplio de los condicionantes provenientes de los procesos económico-industriales, los marcos regulatorios y las políticas públicas”.

LOS NUEVE CAPÍTULOS

En el primer capítulo, Camila Rodríguez analiza el modo en que las nociones de privado y público son redefinidas, en forma contextual, por los usuarios de Instagram, en diálogo con su interés por los cambios en los usos de la fotografía como medio de expresión.

Combinando el análisis de contenido de imágenes publicadas por algunos usuarios jóvenes con una serie de entrevistas en profundidad, la autora concluye que, aun cuando los perfiles se configuren en modo público, usuarios y usuarias construyen dentro de este espacio digital un círculo íntimo a partir de estrategias para ejercer el control sobre la información publicada y sobre el acceso a la misma.

Marina Águila y Mauro Varela presentan, en el segundo capítulo, una indagación sobre el uso de la red social Facebook por parte de movimientos sociales en el marco del debate y votación del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), durante el año 2018 y en la ciudad de Comodoro Rivadavia, proceso político que se convirtió en un hito histórico en cuanto al aspecto democrático participativo/deliberativo.

Analizando el uso de Facebook por parte de organizaciones a favor y en contra de la aprobación de esta ley, Águila y Varela muestran cómo desde ambos espacios se buscó colocar el tema en la agenda local y regional y cómo el uso de la red social se vinculó a estrategias de movilización en el espacio urbano.

Mientras tanto, Nicolás Emilio Gerdel y Jorge Adrián Rúa presentan en el capítulo número 3, los resultados de un estudio de las representaciones de género en algunas de las sagas de videojuegos más influyentes, con foco en la manera en que se representan a las mujeres y a las disidencias de la heteronormatividad.

Si bien el análisis histórico muestra cierta permeabilidad de la industria de videojuegos hacia la representación de mujeres –con el pasaje de personajes femenino con cuerpos voluptuosos y personalidades pasivas y serviciales, típicos de los años 90, a caracteres activos y cuerpos diseñados de modo más cercano a la realidad– también evidencia la baja representatividad de los grupos disidentes a los heteronormados, con una ausencia total de casos en dos de las tres sagas analizadas.

Como señalan los autores, la definición de los personajes y la narrativa de un producto cultural tan influyente como estos videojuegos pueden colaborar con la construcción (o no) de nuevos tipos de violencias en la sociedad. Y de ahí la importancia estratégica de su análisis.

A partir del cuarto capítulo, un segundo bloque de artículos muestra resultados

de nuevas indagaciones. Así, Gustavo Ángel López describe la experiencia de Tecnomúsica, un entorno virtual de aprendizaje dedicado a la enseñanza de música mediante cursos online. Como explica su autor, focalizarse en una experiencia de formación virtual no formal “representa una interesante oportunidad para abordar los desafíos relacionados con la accesibilidad, la capacitación y el apoyo técnico para garantizar una formación de calidad en la educación musical”.

En el quinto capítulo, Teresa Ruiz opta por un enfoque de etnografía virtual para su detenido análisis de una comunidad virtual que se caracteriza porque su principal objetivo es la misma sociabilidad.

Al analizar las formas de construcción de prestigio y las jerarquías que sostienen a la comunidad, así como las motivaciones y sentidos que construyen sus integrantes, Ruiz muestra las tensiones que enfrenta la sociabilidad contemporánea y el lugar cada vez más importante que juegan en ella los vínculos mediados por internet.

Noelia Isabel Haro y Ariadna Pereira dan cuenta, en el capítulo siguiente, de los resultados de una encuesta realizada a adolescentes, estudiantes de una escuela secundaria, acerca del uso de smartphones para la relación con sus familias y pares, y en relación a las actividades educativas.

Los resultados muestran la percepción altamente positiva sobre su uso, cierta disparidad respecto a la valoración de su incidencia en las relaciones sociales y la existencia de situaciones de acoso que, aunque minoritarias, exigen atención.

Como concluyen estas autoras, si bien los beneficios percibidos del uso de smartphones son indudables, “también plantean desafíos significativos que deben ser considerados, especialmente en cuanto a su impacto en las relaciones cara a cara y la exposición a riesgos en línea”.

En el séptimo capítulo, la contribución de Luis Ricardo Sandoval, Marta Bianchi y Mauro Varela se centra en los imaginarios tecnológicos relativos al desarrollo de la inteligencia artificial (IA), a partir del análisis de ficciones audiovisuales y de entrevistas realizadas a jóvenes en las que se les propuso, como eje del intercambio, imaginar las sociedades del futuro y el papel de las IA en las mismas.

Si, por un lado, detectan en las ficciones audiovisuales recientes que tematizan a la IA una inflexión diferencial respecto al tratamiento clásico del tema, por el otro constatan que, al menos para sus jóvenes entrevistados, la ficción es un recurso cognitivo central a la hora de imaginar el futuro.

A continuación, el libro cierra con dos trabajos que, a diferencia de los anteriores, no presentan casos empíricos puntuales, sino que realizan reflexiones de índole más general, más allá de que el trabajo empírico es el horizonte de las mismas.

Esto resulta claro en el capítulo octavo, de Marta Pilar Bianchi, donde, en diálogo con una investigación que toma como objeto a una comunidad de subtituladores, realiza una reflexión acerca de la etnografía virtual como dispositivo metodológico, las continuidades que presenta con la tradición etnográfica y, también, las rupturas y diferencias respecto a la misma. En última instancia, el involucramiento con las personas estudiadas y el compromiso con sus perspectivas del mundo, características distintivas del enfoque etnográfico, se mantienen inalterables, más allá de que la infraestructura de la participación sí varíe.

Como señala esta investigadora: “reivindicamos la participación como forma de acceder a la comprensión, aun con las dificultades que impone la mediación tecnológica, ya que son las mismas que experimentan los participantes y que habilitan/constriñen sus vínculos”.

Y en el capítulo que cierra este volumen, Luis Ricardo Sandoval se interroga sobre la manera en que las “máquinas inteligentes” ponen en cuestión algunos supuestos –explícitos o implícitos– que han acompañado al campo de estudios de la comunicación desde su origen.

Más allá de que los procesos (tecnológicos, políticos, económicos) en curso han abierto una gama de problemáticas que inciden en la agenda de preocupaciones del campo, este autor detecta cierta vacancia en términos más específicamente teóricos y epistemológicos, cuestiones de las que destaca su importancia.

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