En paralelo al cierre oficial de las listas en Provincia, donde buena parte de la dirigencia sindical se encolumnó con la figura de Axel Kicillof en medio de la interna con el kirchnerismo pero no logró colar candidatos propios, la primera línea de la CGT decidió retomar a poco algún esbozo de ofensiva contra el gobierno de Javier Milei, pero sin ir a fondo.
Así, en un contexto de deterioro del mercado laboral, con pérdida de empleos y caída del salario real, aunque lejos de la postura más confrontativa que la llevó a concretar tres paros generales contra la administración libertaria, la central obrera optó por avanzar con una estrategia menos ambiciosa y ratificó la convocatoria a una movilización masiva para el próximo 7 de agosto durante la celebración de San Cayetano. Será una marcha hacia la iglesia ubicada en el barrio de Liniers pero, en principio, no esta previsto que las columnas culminen la protesta frente a la Plaza de Mayo.
La decisión de sumarse a la movilización, en la que la CGT confluirá con otras centrales gremiales y diversos movimientos sociales convocantes, fue confirmada este lunes por la tarde por la denominada mesa chica ampliada de la central que se reunió con la presencia de representantes de más de 40 gremios en la sede del sindicato de la UOCRA.
El encuentro tuvo lugar horas después de que el propio anfitrión, Gerardo Martínez, participó en la Casa Rosada y en representación de la entidad de la segunda reunión del llamado Consejo de Mayo, el órgano que puso en marcha el Gobierno con la participación de gobernadores, legisladores y referentes del sector empresario y sindical para consensuar una serie de medidas y proyectos de largo plazo. El Consejo, que arrancó un año después de haberse lanzado formalmente, colocó este lunes como eje de su agenda de trabajo las perspectivas para discutir una reforma laboral, aunque sin lograr consensos importantes al respecto. Tampoco los ejes de una eventual reforma fueron motivo de análisis para la cúpula sindical.
En cambio, y a la par de la definición de la marcha por el Día de San Cayetano, la inquietud cegetista se concentró en la definición de las listas del peronismo para las elecciones provinciales de septiembre. Allí no faltaron las voces críticas por la exclusión total de referentes del sindicalismo en las nóminas partidarias y hasta se escucharon reproches por la polémica generada en la madrugada del sábado con los cortes de luz que habilitaron la extensión del plazo de presentación de listas y que evitaron una ruptura entre los sectores del PJ que pugnaban por los espacios clave en las listas de candidatos.
«El cierre fue un absurdo total«, describió un cacique cegetista, todavía mascando bronca por la falta de representación sindical en las listas, una decisión por la que acusan directamente a Máximo Kirchner y a La Cámpora tras su respaldo al gobernador en la disputa interna. En esa línea, otro dirigente apuntó su preocupación por cierta debilidad de la autoridad política de Kicillof en la negociación con el kirchnerismo y el Frente Renovador de Sergio Massa en la definición y el reparto de candidaturas. «Vemos un desastre en el orden político del peronismo bonaerense y genera preocupación y desconcierto cómo se resolvió la negociación», alertó otro referente de la mesa chica cegetista.
Una delegación de la CGT, encabezada por Héctor Daer (Sanidad) y Andrés Rodríguez (UPCN), se había reunido días atrás con Kicillof previo a la definición de las listas con la expectativa de colar dirigentes propios en algunas secciones provinciales. Sin embargo la gestión no fue fructífera y ahora algunos dirigentes proyectan conseguir un guiño del gobernador cuándo se resuelvan las candidaturas para la pelea nacional de octubre.