El Gobierno busca cerrar el acuerdo comercial con Trump esta semana, pero aún hay trabas

El canciller Gerardo Werthein y el embajador Luis María Kreckler se encuentran en los Estados Unidos, desde donde buscan que la Casa Blanca, o en todo caso el Departamento de Estado, anuncie un nuevo acuerdo de comercio con la Argentina.

Esperan que sea esta misma semana, aunque en la Casa Rosada mantienen enorme cautela por las pocas diferencias, pero importantes que faltan cerrar.

La sola firma del acuerdo y el anuncio del mismo como lo hizo Estados Unidos con el Reino Unido el mes pasado -los destalles de ese acuerdo aún se desconocen– sería visto como un triunfo para Javier Milei.

El razonamiento además se guía por la evidencia: quienes no acordaron o buscaron cerrar un acuerdo con Donald Trump, están recibiendo cartas del gobierno estadounidense, o inéditos anuncios por posteos en X del propio mandatario. Estos contienen anuncios unilaterales de nuevas subas de aranceles o condiciones comerciales cambiadas, que luego se puede o no negociar con Trump, pero que, en principio, son tomadas como duros gestos del republicano. Lo vieron aliados como Japón, Canadá. México y la Unión Europea, y Lula en Brasil, con demandas hasta políticas en favor de Jair Bolsonaro.

Milei quiere aprovechar su buena sintonía con Trump con quien, para negociar -y sabiendo ya que no habría ni un TLC con Estados Unidos ni una salida inminente de Argentina del Mercosur- le ofreció una rebaja de aranceles nacionales. Así fue que el gobierno argentino le pidió a Brasil y a los socios del Mercosur que le habilitaran una rebaja dentro del bloque para unos 50 códigos aduaneros en productos que Argentina le quiere ofrecer a Estados Unidos.

En el gobierno están diciendo que habría arancel cero para un universo del 80% en el comercio bilateral. Lo importante es ver si los negociadores consiguen bajar el arancel del 25% para el acero, para el aluminio que les subió Trump, un 10% al comercio universal que le aplicó a la Argentina en abril, y ver si se pueden retomar las exportaciones nacionales de biodiesel.

Si bien los negociadores que están en Estados Unidos dieron señales a la prensa de que el acuerdo es inminente y saldrá esta semana, en la Casa Rosada y en el resto de los ministerios involucrados son cautelosos, reconocen que aún “hay trabas”.

Son negociaciones que tuvieron varias rondas y que encuentra a Estados Unidos con un nivel de exigencia siempre enorme para con la Argentina. Son exigencias anteriores a la existencia de este gobierno. Todo mantenido bajo estrictas normas de confidencialidad de las partes en el medio de la negociación.

Cuando el presidente Milei dijo que había diez puntos de una negociación con Trump en la que estaban de acuerdo en nueve aspectos, faltaban las exigencias sobre todo en materia de ley de propiedad intelectual. Sobre todo en los cambios que Washington exige para que Argentina cambie su normativa en materia de propiedad intelectual en el sector farmacéutico.

Y para que derogue sobre todo una resolución tripartita impuesta por el gobierno de Cristina Kirchner en 2012, que endureció los requisitos para los patentamientos por pedidos de los grandes laboratorios nacionales, que siguen pesando fuerte, y pesaron en la campaña electoral de Mile en 2023.

Así, fuentes en Washington, observaron en la Argentina de hoy dos visiones contrapuestas: la del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger que busca un cambio en la normativa para aggionar a los reclamos internacionales, como piden los laboratorios internacionales y los inventores argentinos más chicos -en su momento también se lo comunicaron al presidente Milei la ex canciller Diana Mondino y el ex secretario de Relaciones Económicas, Marcelo Cima-. y la del ministro de Salud Mario Lugones, y el canciller Gerardo Werthein más cercanos a los laboratorios nacionales, entre ellos los de la familia Sigman y Sielecki.

Hubo hasta momentos de tensión. Como cuando desde Washington consideraron que tal como se daban las cosas, Argentina seguía queriendo «sacar» a Pfizer de la Argentina, lo que no pudo ser confirmado por Clarín con ninguna de las partes. Lo cierto es que todos estos planteos los escuchó el ministro Lugones de boca del secretario de Salud de Donald Trump, Robert F. Kennedy Jr. cuando visitó la Argentina en mayo.

Entre tanto, Werthein y Kreckler – que postergó su convocatoria como coordinador nacional hasta agosto ya que es en lo formal cónsul en San Pablo- son los que llevan las negociaciones internacionales con Trump. Son quienes tuvieron varias rondas de negociaciones con las cabezas de los Departamentos de Estado, Comercio y con el Representante Comercial. Y son quienes deberían conseguir el anuncio esta semana, como buscan, o en unos días. La relación Trump-Milei es buena.

Pero es tan grande el mandato de Milei para cerrar un acuerdo de libre comercio con Trump que están abocados a la misma, los ministros Luis Caputo y Sturzenegger, el secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne y el subsecretario de Reformas Estructurales, Alejandro Cacace -que son los dos expertos de los ministerios. Sumaron al nuevo Secretario de Relaciones Económicas de la Cancillería, Fernando Brun, y parte del Equipo de Jefatura de Gabinete, Guillermo Francos, y José Rolandi. Milei quiere cerrar sí o sí con Trump, y diferenciarse de los países sometidos a las cartas públicas de Trump.

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