El Gobierno avanzó en las últimas semanas en las negociaciones para obtener más de US$ 3.000 millones a través de préstamos de corto plazo, conocidos en el mercado como REPO (Repurchase Agreement). Las tratativas iniciadas en enero pasado se aceleraron en los últimos días durante las reuniones que mantuvo el equipo económico con fondos y bancos de inversión en Buenos Aires y Nueva York.
Si bien el Ministerio de Economía y el Banco Central niegan que haya conversaciones, fuentes que participan de los intercambios aseguran que «está avanzado» y que «es probable que hayan cerrado un acuerdo». El mismo se negocia a dos bandas: por un lado, la cartera de Luis Caputo con los bancos privados (Santander, Morgan Stanley, Citi, Goldman Sachs y Nomura) y, por otro, la entidad encabezada por Santiago Bausili con otras entidades.
La primera de las opciones en discusión es un crédito que tendría como garantía o colateral la emisión de nuevos Bopreales, el bono en dólares que usaron las empresas e importadores para cancelar deuda con proveedores y el pago de dividendos por única vez en abril. La ventaja de ese título emitido por el BCRA es que cotiza a un precio promedio ponderado de US$ 82, mientras que los globales rondan en torno a US$ 52,50, según estimaciones de PPI.
La posibilidad de usar esos bonos en garantía ya está circulando en Wall Street, donde BlackRock fue uno de los fondos que compró ese título en febrero pasado, cuando invirtió US$ 1,8 millones. «Tiene sentido, el riesgo y la tasa implícita son menores que soberanos, si tenés que hacer aforo o dejar bonos en garantía te exigen menor cantidad de bonos en garantía, esa es la ventaja», señalaron en una consultora.
La apuesta es reducir el costo financiero lo máximo posible. En despachos oficiales aseguran que ya están en la zona de una tasa de «un dígito» -algo que sería posible de alcanzar con el Bopreal-, pero todavía «no hay nada firmado». Si bien los bonos globales hoy cotizan en máximos desde abril y el riesgo país perforó los 1.300 puntos, estos títulos rinden un 17%, una tasa imposible de afrontar con reservas negativas en torno a US$ 5.000 millones.
Bausili y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, recibieron en las últimas semanas a bancos de inversión como el Morgan Stanley y a fondos como Black Rock y Ashmore. Algunas de esas reuniones fueron en simultáneo con las que mantuvo Caputo en Nueva York con inversores en la sede del JP Morgan, donde les dijo que no hay un cronograma para salir del cepo ni para cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, como anticipó Clarín.
El ministro les garantizó, sin embargo, que no volverá a los mercados hasta 2026, ya que utilizará el superávit para pagar la deuda con bonistas hasta entonces. «La buena noticia es que no estoy aquí para pedir dinero, tenemos superávit», aseguró, y sostuvo que tiene la capacidad para pagar ahora el vencimiento de enero, aunque prefería evitar el uso de reservas en dólares. «Estamos trabajando en más herramientas de financiamiento», agregó.
«El BCRA mantiene el ‘crawling peg’ del tipo de cambio oficial al ritmo de 2% mensual, mientras que prácticamente no ha podido comprar reservas desde junio. El Tesoro busca fuentes de financiamiento alternativas (blanqueo de capitales, repo con bancos, multilaterales) para reforzar reservas, lo que el Gobierno considera como condición necesaria para flexibilizar restricciones cambiarias», señaló un informe del BBVA.
Caputo ya le había dicho en agosto a las sociedades de bolsa que tenía un «colchón» para cubrir pagos de capital de deuda con bonistas de 2025 y enero de 2026 mediante el REPO. En ese entonces, se especulaba que sería sin el uso del oro girado al exterior y contra un probable canje de letras intransferibles por nuevos Bonares. En realidad, el Gobierno analizaba entonces varias opciones.
La otra vía que exploró el Banco Central es un REPO con el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS) y el Banco de Londres, donde la autoridad monetaria tendría repartidos US$ 4.800 millones de reservas en oro. Luego de cancelar en abril la totalidad de la deuda con el BIS, que ascendía al asumir la nueva gestión en diciembre a US$ 3.117 millones, ahora el BCRA podría abrir un REPO utilizando el oro como colateral.
El Gobierno necesita fondos para cancelar US$ 4.700 millones en enero y más US$ 10.000 millones en 2025. Pero ya no usaría los US$ 1.500 millones que compró el Banco Central en septiembre y que iba a girar al Bank of New York. «Ellos quieren tener algo para garantizar los pagos de interés, los US$ 1.500 millones van a reservas y el REPO es por las dudas para mostrar que no van a tener problemas en el primer semestre», dijo una fuente de la city.
En cuanto a los pagos de capital, la intención de Caputo sería renegociarlos mediante un acuerdo «amistoso», una opción que cobró fuerza después de incluir la autorización para emitir deuda en dólares por hasta US$ 5.000 millones en el Presupuesto 2025 y flexibilizar las condiciones para efectuar un canje de deuda en cualquier moneda, sin pasar por el Congreso, mediante un decreto publicado la semana pasada.
El objetivo es cuidar las reservas en medio de la dificultad para destrabar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, que permita obtener fondos frescos por hasta US$ 12.000 millones. Esa es el monto que quedó pendiente desde el crédito stand by de US$ 44.000 millones tomado por Mauricio Macri en 2018. Pero el organismo exige primero la unificación cambiaria, una medida a la que Javier Milei se resiste por su impacto en la inflación.