En las últimas semanas se registraron ataques de orcas a ballenatos en el Golfo Nuevo, un hecho que generó sorpresa y curiosidad. Aunque se sabe que las orcas se alimentan de mamíferos marinos, no había registros visuales de este tipo de episodios en la zona. Las imágenes, tomadas en su mayoría por drones, revelaron escenas inéditas de la conducta de estos depredadores tope del océano.
Rocío Loizaga, investigadora del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET) y parte del Laboratorio de Mamíferos Marinos (LAMAMA), explica que la orca está en la cima de la cadena trófica y se alimenta de pingüinos, ballenas, delfines, lobos marinos y peces. “Sabemos por los análisis que hicimos que las que viven en nuestra zona se alimentan exclusivamente de mamíferos marinos”, señala.
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Las orcas cuentan con un amplio repertorio de tácticas para alimentarse y, sobre todo, cazan en grupo. Esta cooperación se apoya en su estructura social: grupos familiares liderados por hembras, donde conviven madres, hijas, tías y abuelas. Los machos suelen dispersarse para evitar reproducirse con parientes cercanos y mantener el flujo genético.
Una imagen inédita tomada por el fotógrafo Maxi Jonas captó el momento en el que un grupo de orcas atacó a un ballenato.
Loizaga destacó que las estrategias de caza son transmitidas culturalmente. “Una hembra le enseña a cazar a su cría de la misma manera que ella aprendió de su madre o de su abuela. Eso las hace muy exitosas a la hora de alimentarse en el océano”, explica Loizaga. Ejemplo de ello es la técnica única en el mundo que emplean en Península Valdés: el varamiento intencional para capturar crías de lobos y elefantes marinos.
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Un mismo grupo familiar
La investigadora aclaró que los ataques registrados en el Golfo Nuevo corresponden al mismo grupo familiar de entre seis y diez animales. Lo llamativo fue que se produjeran tan cerca de la costa, ya que las orcas no suelen aproximarse a zonas con movimiento urbano o portuario. Generalmente, los avistajes en tierra se limitan a la temporada reproductiva de lobos y elefantes marinos.
El avance tecnológico fue clave para acceder a estas observaciones. “No hay nada inusual en que la orca se alimente de ballenatos, lo que no es común es el acercamiento. La tecnología nos ha permitido acceder a un montón de cosas que antes no podíamos ver tan claramente”, indica Loizaga.
La desesperada defensa de las ballenas
El comportamiento defensivo de las ballenas adultas también quedó registrado. Las madres intentan por todos los medios proteger a sus crías: colocan al ballenato sobre su lomo para llevarlo a la superficie o se agrupan en forma de estrella, dejando a las crías en el centro. Sin embargo, la estrategia de las orcas resulta difícil de contrarrestar.
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“Una de las características que tienen los ataques de las orcas es que pueden durar mucho tiempo y terminan agotando a sus presas. Ellas trabajan en equipo y se van turnando hasta que el animal se agota y ahí realizan el ataque. Y van siempre por el ballenato, no por los adultos”, explica la investigadora.
Las escenas recientes no solo revelan la efectividad de las orcas como depredadores, sino también la vulnerabilidad de las crías de ballena, cuya supervivencia depende de la resistencia de sus madres y de la capacidad del grupo para enfrentar una amenaza que, por siglos, ha dominado los mares.