El teatro como espacio sagrado y como negocio con riña de egos

“Mil veces pasó que un ensayo general fue malo y después en el estreno todas las piezas se alinearon y el trabajo de tantos meses da sus frutos. La obra habla del teatro como algo que los artistas cuidan y defienden pero también del teatro como un negocio, con plazos, presiones o egos desmedidos”, dice Sofía González Gil,, autora y directora de “El asistente”, que volvió a la cartelera luego de su estreno en Cultural San Martín.

En esta nueva temporada se presenta todos los jueves a las 20:30h en el Teatro El Extranjero, con actuaciones de Agustina Cabo, Diego De Paula, Francisco González Gil y Ximena Banús. La obra transcurre en el interior de un prestigioso teatro y cuenta una historia que entremezcla ficción y la realidad, entre vestuarios de época y escenografía sin terminar, mientras un elenco ensaya “Un enemigo del Pueblo” de Henrik Ibsen. Conversamos con González Gil.

Periodista: La obra la escribiste en pandemia, pensada para ser representada en el Cervantes y finalmente se estrenó en el Cultural San Martin, ¿qué hay de esa magia de los grandes teatros?

Sofía González Gil: Me interesaba el nombre que tienen ese tipo de teatros como el San Martín, el Colón, el Cervantes en Buenos Aires, su prestigio, lo intenso que es un estreno en una sala como esa y algo de la solemnidad de los títulos que se suelen presentar ahí, esi me venía bien para el humor que tiene la obra. Trabajo sobre el teatro dentro del teatro, donde si bien hay un elenco que está ensayando “Un enemigo del pueblo” todo el tiempo rompe con ese ensayo y muestra la realidad de los actores, con una escenografía que no está terminada, que no anda del todo bien, un problema eléctrico en el teatro que hace que las luces todo el tiempo interrumpan la escena, los egos de los artistas más los nervios previos a estrenar, que el asistente tiene que resolver con mucha destreza y habilidad para

que no termine de explotar la bomba y puedan llegar bien al estreno. Había algo de esos espacios que tienen esa magia única además prestigio que le convenía al estreno que yo imaginaba que tenían estos actores.

P.: Discurre sobre tópicos como el teatro como espacio de trabajo, de prueba y error, de convivencia, pero también del teatro como un negocio, con sus exigencias, plazos y conflictos. ¿Qué más podes reflexionar y ampliar?

S.G.G.: Habla del espacio desde todos sus ángulos, del teatro como espacio sagrado y de verdad donde la magia sucede, inclusive donde todo parece fallar. Mil veces pasó que un ensayo general fue malo y después en el estreno todas las piezas se alinean y el trabajo de tantos meses da sus frutos. Habla del teatro como hecho mágico, como algo que los artistas cuidan, defienden y aman pero también del teatro como un negocio, con un estreno que no se puede cancelar, con invitados, prensa, la rueda que avanza y no espera a un actor que no está listo o la escenografía que llegó a último momento. Muestra más ángulos que el hecho artístico como las presiones o los egos desmedidos, los miedos, inseguridades, la jerarquía, las autoridades, la figura del director ausente, quien no da más directivas y desaparece del teatro, y al asistente no le queda otra que fingir que el director está ahí porque si los actores se enteran de que el director huyó podría perjudicar todo. Están todos los personajes, una actriz inexperta que está nerviosa por estrenar en ese teatro, un actor más solemne que tiene su propia escuela y cree que su manera es la única de ver el teatro, una actriz más diva, cínica, filosa, fría, que corrige a los demás y un asistente muy eficiente que hace todo lo posible para que la obra se estrene.

P.: ¿Por qué elegiste “Un enemigo del pueblo” de Ibsen?

S.G.G.: La elegí porque los fragmentos son bastante breves, son una excusa para poder mostrar el montaje desde adentro, de un clásico, y había algo de la verdad con que se suelen actuar esos textos que está muy vigente y me servía. Me gustaba que era un texto que casi todo el público conoce, para hacer ese contrapunto con aquello que el público desconoce, el detrás de escena.

P.: ¿Qué más dice entrelíneas sobre el mundillo del arte, los actores, esa familia teatral que a veces es entrañable y otras colmadas de egos?

S.G.G.: A través de los personajes que son tan diversos, la opinión que da la obra sobre el teatro es amplia. Hay personajes más adultos con experiencia que ven al teatro de manera más antigua, quedada en el tiempo, como si solo se tratara de actuar de esa manera y no pudiera incluir gente que cree que actuar es otra cosa. Hay un contrapunto con la chica inexperta y que sus nervios le juegan una mala pasada. Hay una mirada más moderna del teatro y pasional, que habla de que el mundo va cada vez más rápido, que a la gente le cuesta mantener el interés por tiempo prolongado y la obra hace una crítica a lo mucho que cuesta entusiasmar al espectador. Quizá una obra clásica con textos bellos y poéticos terminan cortados o acelerados porque la gente se distrae o los celulares irrumpen. Se defiende el momento sagrado del teatro.

P.: ¿Cómo ves el teatro y la cultura hoy?

S.G.G.: Es un momento triste difícil para el teatro en Argentina, atacado por todos lados, lo terrible que pasa con el INT, el INCAA, el FNA, son clave para que el teatro pueda seguir existiendo como hasta ahora, creciendo, conquistando territorios, expandiéndose a todo el país. Es clave defender esos espacios en lucha colectiva como lo estamos haciendo. En este sentido se realizará el “Festival Entrá”, del 3 al 9 de julio, en defensa del INT y que invito a acercarse y participar en este tipo de movimientos.

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