La narrativa del equipo económico argentino comenzó a instalarse en los principales centros financieros internacionales. Desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos hasta entidades clave de Wall Street, comenzó a repetirse una idea central promovida por el Gobierno: «Esta vez es diferente«. En este contexto, un nuevo informe del Bank of America (BofA) reactivó el interés por operaciones de carry trade, interrumpidas en marzo tras una corrida cambiaria.
Bank of America recomienda comprar pesos y operar cerca del piso de la banda cambiaria
El informe, difundido el miércoles, recomienda posicionarse en moneda local: «Argentina: Péguense al piso. Compren pesos«, señala el documento. Según BofA, el tipo de cambio se mantendría cercano al piso de la banda cambiaria establecida por el Gobierno —actualmente en $1.000—, lo que habilitaría oportunidades de arbitraje financiero.
La entidad propone dos estrategias principales. La primera consiste en vender contratos a futuro de dólar contra peso (Non Deliverable Forwards) a tres meses, un instrumento operado por grandes instituciones en Nueva York. Con contratos valuados en $1.202, el resultado varía según la cotización final: si el dólar se ubica en el techo de la banda, la pérdida puede alcanzar el 16,7%, mientras que si cae al piso, la ganancia sería del 24%.
La segunda alternativa apunta a la deuda en pesos. En particular, recomienda adquirir Letras de Capitalización (LECAP) con vencimiento el 10 de noviembre de 2025, a un precio de $102,9 y una tasa efectiva del 34,5% anual. Estos títulos pagan un cupón mensual capitalizable del 2,2%.
El interés renovado por activos en pesos se da luego del cambio en la política cambiaria. En enero, BofA había estimado un dólar a $1.400 para fin de año, proyección que generó tensión con el ministro de Economía, Luis Caputo.
El Gobierno, en aquel momento, insistía en mantener un tipo de cambio fijo con devaluaciones mensuales del 1%. Sin embargo, a mediados de abril se acordó con el FMI un esquema de flotación administrada con bandas cambiarias y una flexibilización parcial del cepo, en respuesta a la caída de reservas.
Anticipan crecimiento, menor inflación y fortalecimiento del peso
Entre las medidas recientes que respaldan esta estrategia figuran las declaraciones del presidente Javier Milei sobre una posible suba de retenciones en julio, la baja del dólar a valores inferiores a $1.000 y la habilitación al ingreso de capitales especulativos, bajo la condición de una permanencia mínima de seis meses. En este contexto, JP Morgan también recomendó posicionarse en deuda en pesos hasta agosto de 2025.
No obstante, BofA advirtió sobre los riesgos asociados al carry trade. Entre ellos, menciona «una posible suba de la inflación, el aumento del déficit externo, un fortalecimiento del dólar estadounidense o compras rápidas de divisas por parte del Banco Central o el Tesoro, que podrían debilitar al peso». También señala que «una política fiscal y monetaria restrictiva podría inducir una apreciación de la moneda local».
El informe indicó que, «como en 2018, cuando se introdujo un sistema similar de bandas cambiarias, esperamos que el peso se fortalezca hacia el piso de la banda, dado que el gobierno ha señalado que podría no comprar dólares hasta que el peso alcance el límite inferior. Pero a diferencia de 2018, esta vez prevemos un final feliz, porque esta vez sí es diferente». Y resaltó que «las bandas terminaron mal» luego de las PASO en septiembre de 2019.
Según Bank of America, el oficialismo tendría un buen desempeño electoral en octubre, impulsado por el crecimiento económico, la baja de la inflación y la reducción de la pobreza. El informe también señala una mejora en las cuentas fiscales, con una meta de superávit primario del 1,6% del PBI para 2025, y destaca que un déficit externo más acotado contribuiría a sostener el flujo de capitales, aunque el FMI proyecta un rojo superior.
Y agregó: «Es cierto que el balance de cuenta corriente se está debilitando en el margen: el déficit promedio en los dos primeros meses de este año fue de US$ 1.300 millones, o aproximadamente el 2,5% del PBI en términos anualizados. Sin embargo, la estacionalidad suele mejorar el balance en el segundo trimestre, cuando los exportadores agrícolas comienzan a vender sus cosechas en el exterior».
El reporte calcula que, luego del primer desembolso del FMI, las reservas brutas ascienden a u$s39.000 millones y las netas a US$ 4.000 millones. Ambos niveles están por debajo de los registrados en octubre de 2018.
Por último, anticipa un aumento en la demanda de pesos, con un crecimiento económico del 5% y una inflación del 32% proyectada para 2025. «A medida que aumente la demanda de pesos, el tipo de cambio debería apreciarse si se restringe la oferta monetaria. Si el peso se fortalece hasta el piso de la banda, el banco central podría expandir la base monetaria, comprando dólares y acumulando reservas», concluyó.