Un inversor de US$ 18.000 millones

Mientras pareciera que el “master plan” para sacar la economía argentina de la crisis es atraer grandes inversores, decenas de miles de empresarios agropecuarios están definiendo, como todos los años, cuántos dólares “enterrarán” para que en el primer semestre del 2025 se conviertan en las divisas que el campo viene aportando para que el descalabro no haya sido mayor.

«La inversión anual del campo argentino ronda los 18.000 millones de dólares anuales, si contamos los insumos y servicios involucrados en la producción de los 6 cultivos principales: soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo”, estimó Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ante la consulta de Clarín.

Y precisó que los dos cultivos líderes, suman poco más de un tercio cada uno. Luego se posiciona el trigo, cerca del 15% del total. Y la torta se completa con los otros tres cultivos, cada uno alrededor del 3% del total.

El gobierno actual, como todos los anteriores, mira con lupa los dólares que están entrando en este “famoso segundo trimestre”, pero las urgencias argentinas nublan la vista y no permiten ponderar que así como se entiende que para que multinacionales globales generen ingresos antes deben poner plata, respecto de la producción agropecuaria sigue vigente la idea de que “la riqueza del suelo sólo depende del cielo”.

Es cierto que las lluvias están dejando un escenario edafológico propicio para los próximos cultivos, pero lo que cuesta ver es que, según las condiciones que se ofrezcan, al campo como a cualquier otra de las actividades que se busca “importar”, la inversión puede ser menor o mayor.

En esa lógica, dentro de esa torta de 18 mil millones de dólares, que no incluye a las diversas economías regionales que dinamizan a la agroindustria de casi todas las provincias, se presenta una oportunidad inminente con los cultivos de invierno, cuya ventana de siembra está comenzando y se cerrará dentro de un mes.

Yendo a los hechos, si el Estado (despersonalicemos a las autoridades para que lo piensen sin sentirse atacados) anunciara que no puede sacar ahora las retenciones, pero que en diciembre, cuando se cosecha el trigo, no se cobrarán… haría probable que se siembre más y con mayor tecnología (por ejemplo, fertilizantes) porque la ecuación de rentabilidad lo permitiría y entonces, si fuera así, a nadie le sorprendería que la cosecha vuelva superar las 20 millones de toneladas.

Además, en términos políticos, el Gobierno ganaría al menos medio año de adhesión de los chacareros, que como refleja el caso de la convocatoria de acreedores de La Redención (emblemática pionera del agro argentino en las últimas décadas) tienen los números finitos en todas las escalas productivas.

De hecho, el consejo directivo Central (CDC) de la Federación Agraria Argentina sesionó este jueves en Rosario y volvió a reclamar “quita de retenciones, alivio fiscal y estímulo a la producción en todo el país”. Y convocó a sus entidades de base para llevar adelante las asambleas zonales de distrito en todo el país los próximos 13 y 20 de julio, donde delinearán cómo seguir ante la “compleja realidad” para los pequeños y medianos productores.

¿Hay que decirlo otra vez? La apuesta a la agroindustria para generar empleo, exportaciones y en definitiva desarrollo federal la hicieron, y la hacen, los países vecinos. Prácticamente “en nuestras narices”. Y nos siguen sacando ventajas…

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